El mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) es una especie de mosquito culícido que puede ser portador del virus del dengue y el de la fiebre amarilla, así como de otras enfermedades. Es miembro del subgénero Stegomyia dentro del género Aedes (al que pertenece el estrechamente emparentado Aedes albopictus vector también del Dengue).
Puede reconocerse por sus distintivas marcas blancas, aunque sus diferencias en aspecto con respecto a otros mosquitos pueden ser ligeras. Se encuentra más frecuentemente en los trópicos, y está presente en los estados del sur de los Estados Unidos de América (como por ejemplo Florida); comparte hábitat con Aedes albopictus, que lo está desplazando en algunas zonas.
En 2005 estudios moleculares llevaron a reclasificar Stegomyia como género, cambiando algunos autores el nombre del mosquito por Stegomyia aegypti al igual que se hizo con el Aedes albopictus que pasó a ser denominado homólogamente Stegomyia albopicta; sin embargo, estos estudios han sido muy discutidos, de forma que actualmente el nombre usado de forma mayoritaria es el de Aedes aegypti, como exigen a partir de diciembre de 2005 los editores de las revistas científicas más importantes del sector.
El científico cubano Carlos Juan Finlay descubrió a este mosquito como agente trasmisor de la fiebre amarilla y presentó sus resultados por primera vez en la Conferencia Internacional de Sanidad, celebrada en Washington DC, el 18 de febrero de 1881.
Riesgo para la salud
Aedes aegypti se considera un vector importante en la transmisión del dengue y la fiebre amarilla. Según la OMS, se estima que esta especie de mosquito causa 50 millones de infecciones y 25.000 muertes por año.4 Las recomendaciones de los organismos sanitarios para la prevención de las picaduras incluyen la utilización de repelentes que contengan N,N-dietilmetatoluamida (DEET), considerado el mejor repelente para el Aedes aegypti.
Aunque Aedes aegypti puede alimentarse en cualquier momento, suele picar con más frecuencia al amanecer y al atardecer. Los sitios donde mejor puede reproducirse son aquellos donde existe agua estancada y limpia: recipientes descubiertos y abandonados, tiestos de macetas, neumáticos desechados, agua de sumideros de los patios (cubrir con tela mosquitera la entrada o poner larvicidas), etc.