Los roedores se pueden controlar con éxito a través de una variedad de medios. Cada año los roedores provocan un daño significativo a la propiedad y a los suministros de alimentos. Además de dañar la propiedad, los roedores pueden diseminar enfermedades, generando un riesgo serio a la salud pública.
Las enfermedades transmitidas por los roedores pueden transferirse directamente a las personas mediante la herida que provoca una mordedura o por el consumo de alimentos y/o agua contaminada, o indirectamente a través de garrapatas, ácaros y pulgas que transmiten la infección a los seres humanos después de haberse alimentado con roedores infectados.
En general aparecen dos tipos de roedores: el ratón doméstico mal llamado “laucha”,, que es un “descuidista”, que se mete en el interior de las viviendas, y suele habitar en los cajones de la cocina donde deja su materia fecal (una especie de bolitas negras alargadas). Y el roedor de mayor tamaño es la Rata Parda o Noruega, (que llega a medir 45 cms y pesar hasta 450 grs), y suele habitar en sistemas cloacales de las ciudades, haciendo madrigueras en la tierra en los espacios abiertos.
La rata negra es más chica, mide 30 cm, de nariz a cola, pesa 200 grs y es la que se introduce por los taparrollos de las ventanas y anidan en los cielos rasos. Los que se suele escuchar en la vivienda, es un ruido del caminar nocturno de los roedores en el techo.
Enfermedades que transmiten
Fiebre por mordedura de rata ocasionada por los microorganismos que albergan en sus bocas. Streptobacillus moniliformis y Spirillum minus. Sindromes o infección por Hantavirus. Fiebre hemorrágica con síndrome renal, pudiendo conllevar a la muerte del paciente. Leptospirosis. Salmonelosis.